miércoles, 17 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 13: LO MISMO QUE YO (II)

Abro los ojos algo aturdido. Tengo la sensación de haber descansado durante días. Veo a Malú que me mira sonriente. Está preciosa, pienso sin querer.



-Como está el bello durmiente? – dice risueña –

-Mmm… - me estiro levemente – cuánto tiempo llevo dormido?

Sonríe tiernamente y deja una caricia en mi mejilla que me deja paralizado.

-Es de día, mediodía me parece. Has dormido como un angelito. – se da la vuelta cogiendo algo – toma, bebe agua.

Me incorporo como puedo mirándole extrañado. Noto cierto dolorcillo en la zona lumbar pero nada que ver con el último dolor que recuerdo. Bebo agua como si fuera un niño pequeño, estaba sediento. Veo como Malú no deja de sonreírme, es extraña la sensación que me provoca esa sonrisa.

-Ahora te traeré algo para que comas, Amanda ha encontrado almendras.

Recuerdo la pelea con Rafa. Debo tener un aspecto increíble, con el labio partido y dolorido. Rasco mi barbilla y caigo en la cuenta que aquella barba comienza a ser más larga de lo que me gustaría. Malú me sigue mirando sonriente, no sabría descifrar con qué expresión lo hace.

-Tengo que estar precioso ahora mismo – digo sentándome – dios… qué mal rato…

-Pobrecito… - dice acariciándome de nuevo la cara –

La miro con una mezcla de extrañeza e incomodidad que le hace reírse.

-Tengo que confesar que estás muy feo… - dice sacándome la lengua –

-Gracias… - digo negando con la cabeza –

-Es broma… - dice sonriente – eres muy buen paciente, te has portado muy bien… no roncas ni nada… - dice riéndose –

-Voy a ser objeto de broma todo el tiempo no? – digo haciéndome el ofendido –

-Qué tonto – dice riéndose – no vuelvas a darme un susto como el de ayer – me apunta con el dedo – ahora a hincharte a agua que tienes que eliminar esa piedra – me ofrece una botella -

La miro de una forma que no puedo evitar, sonrío sin contenerme. Está especialmente cariñosa y no se por qué. Quizá le provoca ternura verme débil.

-Toma, he buscado en algunas maletas, esta camiseta puede venirte bien – dice dándome la prenda – creo que es de tu talla.

La cojo todavía algo contrariado, no sé qué decir.

-No me mires así anda, que estoy haciendo lo mismo que tu. – arqueo una ceja – tu me cuidas y yo te cuido, no te parece?

Niego con la cabeza riéndome mientras me quito aquella camisa que tiene arena, sangre, e imagino que millones de gérmenes, y quedo con el torso al descubierto. Noto como aparta la mirada un tanto sonriente y me extraño. Dios... Huelo tan bien que podría resucitar a los muertos.

-Pagaría millones por una ducha…

Malú sonríe ampliamente al oírme decir aquello y se gira de nuevo para enseñarme un bote de lo que creo que es gel de ducha. Abro los ojos de par en par.

-A ver si te piensas que eres el único que encuentra cosas útiles – me da el bote – casi hacemos una fiesta cuando nos hemos bañado en la playa.

Sonrío de medio lado al haberme perdido ese momento.

-Voy a bañarme a la playa, te vienes y te das una ducha?

Se levanta y se quita la camiseta que cubría su cuerpo dejando a la vista una estilizada figura. Bajo la camisa, un bikini que no se de donde ha sacado recubre sus pechos. Arqueo de nuevo las cejas mientras se ríe y se aleja. Joder, no puedo dejar de mirarla alucinado. Me levanto sin quitarle ojo y siento como si me hubiera atropellado un camión, me crujen todos los huesos. Doy un par de pasos y me encuentro con Rafa, que me sonríe y me choca la mano preguntándome como estoy. Acto seguido lo hacen todos los allí presentes. Donde cojones me he despertado? Parece la isla de la casa de la pradera. Richard se acerca a mi y me da una palmada en el hombro.

-Como estás Rick? – elevo los hombros – tenías que haber visto esta mañana a tu amiga – dice señalando a Malú que está metiéndose en el agua – ha organizado todo en un momento y nos ha dado una charlita – arqueo las cejas sin entender nada – creo que hay nueva jefa en la playa – dice riéndose –

Richard comienza a relatarme la charla que les ha soltado Malú, mientras alucino con cada palabra que dice:
A ver, chicos, tenemos que hablar. Esta noche ha ocurrido algo con Rick, se ha puesto enfermo, ha tenido un cólico nefrítico y todos – dice mientras mira uno a uno a todos los componentes de la isla, según me cuenta Richard – vamos a dejarle tranquilo. Nos vamos a organizar, así no podemos estar. Vamos a repartir tareas. Unos van a buscar comida, otros se encargarán de traer agua del manantial a diario, otros controlarán el fuego por turnos, otros se encargarán de organizar las pertenencias que tenemos y todos, repito, todos vamos a estar unidos en esto. Lo de ayer no se puede volver a repetir – Richard me dice que la mirada que le echa a Rafa podría haberle fulminado al instante -  Cuando vengan a por nosotros todos vamos a estar bien, no quiero que nadie piense que vamos a estar aquí para siempre. Esto es temporal, pero tenemos que sobrevivir. Nadie va a perder la cabeza, quien esté desesperado, quien necesite una palabra de ánimo, irá a cualquiera de nosotros antes de hacer una tontería. – Richard me resalta la seguridad con la que hablaba – Nadie se va de la playa sin avisar, nadie intenta salir de la isla sin consultarlo antes. Estamos juntos en esto, somos una especie de familia y vamos a sobrevivir. Así que venga, hay muchas maletas por registrar, mucha agua que traer y mucha comida que encontrar. Quién se encarga de cada cosa?”

-Y ha hecho grupos… - señala hacia el resto de supervivientes – es buena jefa sin duda.

Todavía sorprendido por lo que me ha contado Richard, camino hacia la orilla con el bote de gel en mis manos y la camiseta que Malú me ha conseguido. Me siento retrasado y desubicado. Veo como me hace gestos y escucho, por primera vez, como tararea alguna melodía.

-Te veo contenta… - digo metiéndome en el agua – esto parece la casa de la pradera – se ríe con ganas –

-Llevamos 6 días aquí y seguimos vivos, no te parece que es para estar contento? – dice mientras me tira agua –

-Estate quieta jefa! – grito sin poder evitar reir – ya me han dicho que eres la nueva líder…

-Yo? – se ríe – solo te he sustituido mientras estabas de baja…

Sonrío mientras hecho un poco de gel sobre mis manos y comienzo a enjabonarme el torso. La sensación es tremenda… llevaba tantos días sintiéndome sucio que ya no recordaba el gusto que da ducharse, aunque aquello no fuera exactamente una ducha. Miro de reojo hacia Malú, que me está observando con una mirada que no sé descifrar.



-No te irás a duchar con los pantalones puestos no? – me deja a cuadros – qué pasa? Todos nos hemos desnudado para ducharnos, ha sido muy hippie todo – dice seria para, acto seguido, comenzar a reirse – deja ya de poner esa cara! Que es broma!!

Intento borrar de mi mente la idea de Malú desnuda porque me perturba demasiado. Por un momento me lo había creído y había estado apunto de sumergir mi cabeza debajo del agua hasta el ahogamiento por haberme perdido un momento así.

-Lo que si hemos hecho es quitarnos algo de ropa eh? – me señala los pantalones –

-Yo es que soy un hombre fuera de lo común – digo sacando cierto aire chulesco – me ducho así, soy diferente – ni de coña voy a quedarme en gallumbos delante de ella -

-Y tanto… - susurra por lo bajo pero consigo escucharla – ahhh!

El grito me asusta y cuando miro hacia ella, está a mi altura y me empuja al agua. Los dos caemos. No puedo dejar de escuchar aquella risa que sale de su boca y me contagia. Estamos un buen rato jugando en el agua como críos, como si nos conociésemos desde siempre. La sensación vuelve a ser extraña, cada vez más.

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