Pasan las 11 de la mañana, hora australiana. Por fin regreso a casa después de aquel congreso al que no se muy bien como acudí. Bueno, si, acudí por Pepe, mi tutor durante años. A pesar de haber acabado contrato con el hospital hacía un par de semanas, él se había comprometido a dejarme presentar esos casos ante un congreso tan importante. Lo curioso de todo es que no me había acompañado. Había viajado solo desde España, con el consecuente aburrimiento. Espero ante los carteles para que anuncien que, por fin, puedo embarcar en mi vuelo cuando un empujón me despierta de mi letargo. Me giro mirando al suelo y veo un bolso con sus pertenencias desparramadas.
-I´m sorry – repite una y mil veces aquella voz. Me afano en recoger todas aquellas pertenencias del suelo, sin ni siquiera mirar a la persona que se había chocado conmigo. – I´m sorry.
Levanto la mirada sonriente, dispuesto a soltar una americanada tipo “don’t worry” cuando mis ojos ven a una chica que me resulta familiar. Por un momento no se de qué me suena. Son esas cosas que pasan cuando ves a alguien en persona que llevas años viendo en la tele. Sonrío sabiendo quien era sin poder quitar de mi cara una expresión de asombro. Aquella chica me mira incrédula, quizá porque piensa en lo poco probable que sería que alguien que la conociese en un aeropuerto de Australia.
-Tranquila, no te preocupes, te has hecho daño? – contesto en español, sabiendo que me entendería –
-Eh… - se queda contrariada, cayendo en la cuenta que quizá la hubiese reconocido – no, perdona, es que iba mirando los paneles y no te he visto.
-No pasa nada – sonrío y miro al suelo algo avergonzado no se muy bien por qué – creo que esto es tuyo – recojo del suelo lo que parecía un brillo de labios – yo no uso estas cosas.
-Ah… pues si, es mío – suelta una leve carcajada – no irás a España verdad?
-Si – sonrío – En el vuelo V734, el que sale dentro de dos horas según pone en el billete.
-Vaya… qué suerte… y me podrías decir por donde cojones se embarca? – dice sin perder la sonrisa –
No puedo evitar reírme y sorprenderme al ver que usaba la expresión “cojones”. Hasta había echado de menos escuchar una expresión así.
-Todavía no ha salido la puerta de embarque – digo sonriendo –
-Uf… estaba cansada de forzar este nivel de inglés patético que tengo…
-Yo creo que pronuncias muy bien eh? – digo siendo muy cortés – no me esperaba encontrarme con alguien Español por aquí.
-Ni yo, créeme.
Nuestras miradas se cruzan una vez más y tengo una extraña sensación. Es como, de repente, sentirse en casa. Es extraño. Quizá porque es la primera cara conocida que veo desde hace días.
-No me he presentado, soy Enrique – me quedo quieto, no sabía si darle dos besos o estrecharle la mano – Bueno, mejor Quique – sonríe ampliamente y me da dos besos –
-Yo soy…
-Ya… - digo cortándola – sé quien eres – sonrío –
-Esto si que no me lo esperaba… - contesta contrariada – estoy en Australia – suelta una carcajada –
-Bueno, tampoco esperaba yo encontrarme con Malú en Australia… es raro.
Se produce un silencio incómodo que dura apenas unos segundos. Me mira furtivamente mientras alterna la mirada con el panel. Es bastante más guapa en persona. Digamos que es una chica normal pero que tiene algo especial. Va vestida con unos vaqueros ajustados, unas botas sin demasiado tacón y una camiseta negra de manga corta. Lleva la chaqueta en una mano y en la otra el bolso. Me extraño de verla sola, sin nadie alrededor. No sabía que los famosos viajan solos sin su séquito detrás. Tras unos segundos, decido romper el silencio incómodo.
-Viajas sola? – me arrepiento al instante, no quiero ser cotilla –
-Parece que sí, mi mánager está a unos 500 kilómetros de aquí y no va a llegar. Cogerá el próximo vuelo.
-No quería parecer cotilla eh? – me disculpo por la pregunta –
-No lo has sido para nada – me sonríe – y tú, viajas solo?
-Pues sí… pero ya venía solo desde España.
-Negocios? – la conversación era algo extraña, los dos nos hablábamos sin mirarnos, mirábamos el panel esperando a que anunciasen nuestro vuelo –
-Bueno… trabajo… dí ayer una conferencia – hice una pausa y me la encontré mirándome, quizá querría saber sobre qué era la conferencia – sobre medicina – proseguí – presenté unos casos en el congreso internacional de medicina de urgencias.
-Guau… - parecía sorprendida – casi igual que lo mío… - soltó una leve carcajada –
-Negocios?
-No… bueno si… vine a ver a un productor que estaba interesado… pero no me convence el proyecto… encima mi mánager me ha dejado sola… Australia me ha tratado bien estos días.
No pude evitar reirme.
-Nada como estar en casa – contesto volviendo a mirar el panel -
-Exactamente. – contesta afirmando con la cabeza –
Oí el aviso y miré instintivamente a la pantalla. Por fin podíamos embarcar. Miré a Malú y sonreí levemente. Sin saber cómo, estaba andando por un aeropuerto con una de las mujeres más famosas de España, como si nada.
-Viajas en primera? – pregunto –
-Si… - contesta algo avergonzada, quizá porque pensaba que yo no lo haría –
-Yo también – me mira algo sorprendida – me lo ha pagado mi tutor, yo no tengo nada que ver – digo sonriendo –
-A mi me lo paga la productora… tampoco tengo nada que ver – alzando los hombros –
-Bueno, pues parece que viajaremos juntos.
Pasamos por el detector de metales y después, juntos encaminamos el trecho hasta la puerta de embarque. Es extraño, no hablamos, pero no es incómodo. Es como si realmente viajásemos juntos. Al llegar a la puerta de embarque, una chica muy guapa vestida de azafata nos toma los billetes y nos desea buen viaje.
-Tienes el asiento 23A? – pregunta desconcertada –
-Em…. Si… y tú?
-El 24A – estalla en una carcajada –
-Parece que nos agrupan por nacionalidades – sonrío –
No hay comentarios:
Publicar un comentario