Quique yace dormido a mi lado. Me acerco cada 2 minutos a él
para escucharle respirar, me da miedo que deje de hacerlo, me he asustado con lo que ha dicho. Todavía me dura el
temblor en las manos después de lo que ha pasado. Pobre, estaba hasta llorando
del dolor. Observo su rostro. El dolor parece haber desaparecido y duerme
plácidamente. Antes de quedarse dormido, creo que ha delirado un poco. Ha
comenzado a decir que no me fuese de allí, que me necesitaba… incluso ha dicho
que soy preciosa. Una sonrisa tonta aparece en mi rostro.
Es curioso… esa sonrisa tonta no aparecía en mi cara desde
hace bastante tiempo. Renegaba de los hombres, de la especie en general, podía
confiar en poca gente. Pienso en hace unos años, cuando tenía 15 y decidí, sin
querer, ser cantante. Niego con la cabeza, qué ingenua era. Me encantaba cantar,
pero no todo lo que conllevaba. Mucha gente se había acercado a mí por interés,
mintiendo, sin ser real. Me habían regalado los oídos tantas veces, que creía
que era imposible volver a fiarme de nadie que no fuese a ser solo un amigo.
Vuelvo a mirar a Quique, sigue en la misma posición,
respirando profundamente. Vuelvo a sonreir sin querer. Le miro de arriba abajo.
Una incipiente barba se está apoderando de su rostro. Lo peor de todo es que le
queda hasta bien. Observo su pelo, corto, moreno, sin entradas. Su boca, su
mandíbula marcada… Es extremadamente guapo, pienso sin querer. Miro sus manos,
no se por qué, siempre me he fijado en las manos de la gente. Son grandes pero
parecen bien cuidadas. Claro, es médico, tienen que estar bien cuidadas… o eso
creo. Sus brazos son fuertes, parece que hace bastante deporte. Si estuviera
aquí mi amiga Vero, diría que está para hacerle 7 hijos.
Sonrío al pensar en ella. Mi mejor amiga, amiga de las de
verdad. Imagino que debe estar pasándolo mal con todo esto… debe estar pensando
que he muerto… una tristeza me invade al pensar en mi familia y en todos esos
amigos que he ido encontrando por el camino.
Recuerdo mis primeros escarceos amorosos, todos acabaron
porque se cansaban de mi o porque directamente, se acercaban para ver si podían
sacar algo material. Apenas dos relaciones más o menos serias, que han durado
algo más de tiempo. El resto de relaciones han sido de las que yo pensaba que
podrían funcionar pero en las que la otra persona sabía perfectamente lo que
quería… y no era lo mismo que yo. También es verdad que mucha gente me ha
tratado bien, aunque no hayamos tenido una relación seria finalmente.
Sonrío al pensar en toda esa gente que elucubra con que si soy
lesbiana o no, así, sin saber. Y yo qué cojones sé lo que soy! Pues
heteroflexible! Me río por dentro, aunque en realidad, no me hace gracia que se
especule con mi vida privada, siempre la he llevado muy en secreto. Bastante
tengo con intentar encontrar alguien que sea de verdad. Soy de esas
inconscientes que se enamora de personas, no de sexos. Ahora no sé en qué punto
estoy. Llevo tanto tiempo sin fijarme en nadie, que ya ni se lo que me pasará,
pero estoy cansada de estar sola.
Miro a Quique de nuevo, ni se ha movido. Me
gusta, tengo que admitirlo. No sé como será en su vida real, pero en cuanto al
tiempo que le conozco, apenas 6 días, me parece de las mejores personas que he
conocido en mi vida. Y encima guapo. Sacudo la cabeza desechando la idea que se
instaura en mi cabeza. Apenas le conozco, no podría apenas plantearme nada, aunque
no me importaría. A mi cabeza viene la imagen de él sin camiseta y sonrío
pícaramente. Joder, está muy bueno. Justo como a mí me gustan, nada de tíos
hinchados por el gimnasio, solo algo marcados. Vuelvo a sacudir la cabeza,
estoy yo como para poner pegas… Si Vero o Pastora estuvieran aquí, ya habrían
conseguido que me liara con él, o, al menos, harían que me lo plantease.
Siempre termino liándola por no hacerles caso. Siempre acabo intentando algo
con el que ellas me aconsejan que no lo haga.
Recuerdo que a veces he tenido miedo de que, personas que yo
pensaba que podrían ser para mí, pudieran contar algo sobre mi vida cuando
nuestra relación había acabado. Qué triste temer por tu intimidad. Qué época
tan mala aquella…
Sin querer, pienso en mis animales. Tengo unas ganas
irrefrenables de llorar, tengo que hacerle caso a Quique, debo intentar no
pensar en nada más que en aguantar aquí hasta que vengan a por nosotros. Me
tumbo a su lado e intento poner mi cabeza sobre su hombro. Se mueve y, para mi
sorpresa, se abraza a mí y susurra mi nombre. Tengo que reprimir la risa, quizá
está soñando. Le miro y sigue dormido.
Le debo la vida, es así. A mi mente vienen las imágenes del
avión… otra persona me hubiera pedido perdón y se hubiera largado de allí
salvando su culo. Y ahora yo yacería en el fondo del mar. Pero no, él no… él
decidió quedarse conmigo sin conocerme de nada. No me trata como suele tratarme
la gente que acabo de conocer. Suelen tratarme como la famosa a la que hay que
reírle las gracias… qué rabia me da eso. Le miro de nuevo… él no es igual, es
diferente.
No tardo mucho más en dormirme con la firme idea de dejar de hacer la gilipollas y comportarme tal y como soy, en especial con él. Y si me apetece darle un abrazo lo voy a hacer. Basta ya de echar el freno en mi vida. No sé explicar la razón, pero confío en él mucho más que en muchas personas que conozco desde hace años. Total, bastante frustrante es estar en aquella cárcel como para encima contenerme. No se si volveré a mi vida real, no se si volveré a ver a toda esa gente cantando mis canciones, pero lo que si sé es que, al menos, creo que he encontrado un amigo de los de verdad. O algo más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario